Todo cuanto existe en los cielos y en la Tierra glorifica a Dios, el Soberano Supremo, el Santísimo, el Poderoso, el Sabio.
Es Él Quien eligió de entre los que no sabían leer ni escribir un Mensajero para que les recite Sus preceptos, les purifique y les enseñe el Libro y la sabiduría; antes de ello se encontraban en un extravío evidente.
Y [para que Su Mensaje se extienda] a otros que todavía no han llegado. Dios es el Poderoso, el Sabio.
Este es un favor que Dios concede a quien quiere, porque Dios es el poseedor del favor inmenso.
Aquellos a quienes les fue confiada la Torá, pero no practicaron [sus principios], se asemejan al asno que lleva una carga de libros. ¡Qué pésimo es el ejemplo de aquellos que desmienten las enseñanzas de Dios! Dios no guía a los injustos.
Diles: “¡judíos! Si realmente sois los elegidos de Dios y las otras personas no lo son, como pretendéis, entonces desead la muerte, si es que sois sinceros”.
Pero nunca la desearán, por los pecados que cometieron sus manos. Y Dios conoce bien quiénes son injustos.
Diles: “La muerte de la que huis os alcanzará de igual forma. Luego tendréis que comparecer ante el Conocedor de lo oculto y de lo manifiesto, y Él os informará lo que hacíais”.
¡Creyentes! Cuando sea realizada la llamada a la oración del día viernes, acudid al recuerdo de Dios y abandonad el comercio, es lo mejor para vosotros. ¡Si supierais!
Cuando haya terminado la oración dispersaos por la tierra procurando el sustento de Dios, y recordad mucho a Dios, que así alcanzareis el éxito.
Pero a aquellos que si ven un negocio o una diversión corren hacia ello y te dejan [solo] de pie, diles: “La recompensa que Dios tiene reservada [para los piadosos] es mejor que cualquier diversión o negocio, y [sabed que] Dios es el mejor de los sustentadores”.