Te preguntan acerca de los botines [de guerra, cómo se distribuyen]. Diles [¡Oh, Muhámmad!]: “Las reglas de cómo distribuir los botines las dictaminan solo Dios y el Mensajero. Tened temor de Dios, solucionad vuestros conflictos y obedeced a Dios y a Su Mensajero, si es que sois creyentes”.
Los creyentes son aquellos que, cuando les es mencionado el nombre de Dios, sus corazones se estremecen y que, cuando les son recitados Sus versículos, les aumenta la fe y se encomiendan a su Señor.
[Los creyentes] son quienes realizan la oración y dan en caridad parte de lo que les he provisto.
Éstos son los verdaderos creyentes, que alcanzarán grados elevados ante su Señor, el perdón y un sustento generoso.
Tu Señor te hizo salir de tu casa [para luchar] por la verdad, pero eso le disgustó a un grupo de los creyentes.
Te discuten sobre el verdadero motivo [del enfrentamiento] después de habérseles evidenciado la verdad, como si fueran arrastrados a la muerte ante sus propios ojos.
Pero [recuerda] cuando Dios os prometió [la victoria] sobre uno de los dos grupos. Vosotros deseabais enfrentar al menos poderoso, pero Dios quería hacer prevalecer la verdad con Sus Palabras y erradicar a los que se niegan a creer,
para que así prevalezca la Verdad y se desvanezca la falsedad, aunque ello les disguste a los criminales.
[Recordad] cuando pedíais socorro a vuestro Señor y Él os respondió: “Os auxiliaré con mil ángeles que descenderán uno tras otro”.
Dios los envió como una albricia y para infundir el sosiego en vuestros corazones, pero sabed que la victoria depende de Dios. Dios es el Poderoso, el Sabio.
[Y recordad] cuando os envolvió un sueño ligero dándoos una calma interior, e hizo descender una llovizna del cielo para purificaros con ella y apartar de vosotros la mancha del demonio, afirmar vuestros corazones y afianzar vuestros pasos.
Y cuando tu Señor inspiró a los ángeles: “Yo estoy con vosotros, dadle valor a los creyentes, infundiré terror en los corazones de los que se niegan a creer. Golpead sobre sus cuellos y golpead todos sus dedos”.
Esto [es lo que merecen] porque han combatido a Dios y a Su Mensajero. Quien combata a Dios y a Su Mensajero sepa que Dios es severo en el castigo.
Eso es lo que merecen recibir, y sabed que los que se niegan a creer recibirán el castigo del Infierno.
¡Oh, creyentes! Cuando os enfrentéis con los que se niegan a creer, no les deis la espalda [para huir].
Pero quien huya, a menos que fuera por una maniobra de batalla o para unirse a otra tropa, incurrirá en la ira de Dios y su morada final será el Infierno. ¡Qué pésimo destino!
No fuisteis vosotros quienes les mataron [a sus enemigos] sino que fue Dios quien les dio muerte, y no fuiste tú [¡Oh, Muhámmad!] quien arrojó [el polvo que llegó a los ojos del enemigo en el combate], sino que fue Dios Quien lo hizo. Dios agracia así a los creyentes. Dios todo lo oye, todo lo sabe.
Eso fue para que Dios desbaratara las confabulaciones de los que se niegan a creer.
[¡Oh, incrédulos!] Pedisteis que triunfara quien estuviera en la verdad, y esto fue lo que ocurrió. Sabed que si desistís [de combatir al Islam y a los creyentes] será mejor para vosotros; pero si volvéis a hacerlo volveré [a castigaros] y de nada os servirán vuestros ejércitos, aunque fueran numerosos. Porque Dios está con los creyentes.
¡Oh, creyentes! Obedeced a Dios y a Su Mensajero, y no le deis la espalda al escuchar [el mensaje].
No seáis como quienes dicen: “Oímos”, pero no prestan atención.
Las peores criaturas para Dios son los sordos [que no quieren oír la Verdad] y los mudos [que no quieren atestiguar la Verdad], los que no razonan.
Si Dios supiera que en ellos hay algún bien les haría oír, pero aun si les hiciera oír le darían la espalda, desentendiéndose.
¡Oh, creyentes! Obedeced a Dios y al Mensajero cuando os invitan a practicar aquello que os da vida, y sabed que Dios se interpone entre la persona y [los deseos de] su corazón. Ante Dios compareceréis.
Cuidaos de una prueba que afligirá no solamente a los opresores, sino a todos. Dios es severo en el castigo.
Recordad cuando eráis solo unos pocos, eráis perseguidos y oprimidos donde estuvierais, y temíais que la gente os apresara. Pero Dios os protegió, os fortaleció con Su auxilio y os agració con un sustento lícito, para que seáis agradecidos.
¡Oh, creyentes! No traicionéis a Dios y al Mensajero, ni traicionéis la confianza que se depositó en vosotros.
Sabed que vuestras posesiones y vuestros hijos son una prueba. Dios tiene reservada junto a Él una recompensa inmensa.
¡Oh, creyentes! Si tenéis temor de Dios, Él os concederá el criterio, perdonará vuestras faltas y aceptará vuestro arrepentimiento. Dios es el dueño de un favor inmenso.
Y recuerda [¡Oh, Muhámmad!] cuando se confabularon contra ti los incrédulos para capturarte, matarte o expulsarte [de tu ciudad]. Ellos planearon en tu contra, pero Dios desbarató sus planes, porque finalmente Dios es el que mejor planea.
Cuando se les recitan Mis versículos, dicen [los que se niegan a creer]: “Oímos, pero si quisiéramos podríamos decir palabras similares. Son fábulas de nuestros ancestros”.
Y alguien dijo: “Oh, Dios [te imploro que] si esto [que transmite Muhámmad] es la Verdad que dimana de Ti, hagas llover sobre nosotros piedras del cielo o nos azotes con un castigo doloroso”.
Pero Dios nunca les castigaría estando tú [¡Oh, Muhámmad!] entre ellos, ni tampoco mientras haya quienes Le pidan perdón.
¿Por qué no iba Dios a castigarlos si ellos impiden [a los creyentes] el ingreso a la Mezquita Sagrada, sin ser los protectores [legítimos de la Mezquita Sagrada]? que sepan que los [legítimos] protectores son los piadosos. Pero la mayoría de los idólatras no lo sabe.
Su oración ante la Casa Sagrada [de La Meca] no era más que silbidos y aplausos. Sufrid [¡oh, idólatras!] el castigo por vuestro rechazo obstinado a la verdad.
Los que se niegan a creer gastan su dinero para apartar a la gente del sendero de Dios. Seguirán gastando hasta lamentarlo, y finalmente serán vencidos. Los que se niegan a creer serán finalmente congregados en el Infierno.
Así Dios diferenciará al corrupto del honesto, y reunirá a los perversos unos con otros y les congregará en el Infierno. Ésos serán los perdedores.
Diles a los que se niegan a creer que si desisten [y abrazan el Islam] les será perdonado cuanto cometieron en el pasado; pero si persisten, tendrán el mismo destino de los pueblos que les precedieron.
Combatid [a los criminales] hasta que cese la opresión y todos puedan adorar libremente a Dios. Pero si desisten [de perseguir a los creyentes] Dios bien ve lo que hacen.
Pero si se niegan [y prefieren seguir persiguiendo a los creyentes], sabed que Dios es vuestro Protector. ¡Qué excelente Protector y qué excelente Defensor!
Sabed que un quinto del botín Le corresponde a Dios, al Mensajero, a sus familiares, a los huérfanos, a los pobres y a los viajeros insolventes [y el resto a los soldados], si es que creéis en Dios y en lo que le he revelado a Mi siervo el día que se evidenció la verdad de la falsedad: el día que se enfrentaron los dos ejércitos. Dios tiene poder sobre todas las cosas.
[Recuerda] cuando os encontrabais en el valle más cercano [a Medina] y el ejército de los idólatras en el más lejano, y la caravana de camellos más abajo [en dirección al mar]. Y si hubierais sabido que se habría de producir una batalla, os habríais negado a aceptar el desafío. Pero [la batalla fue provocada aun así] para que Dios llevara a cabo algo [que Él había dispuesto] que ocurriera, y para que quien hubiera de perecer [en ese día], pereciera ante una prueba clara de la verdad; y quien hubiera de sobrevivir, sobreviviera ante una prueba clara de la verdad. Dios todo lo oye, todo lo sabe.
Dios hizo que en un sueño vieras a los enemigos como si fueran pocos, pues si os los hubiera mostrado como un ejército numeroso os habríais acobardado, dudando sobre si combatir o no. Pero Dios os protegió. Él bien sabe lo que hay en los corazones.
Cuando estuvieron frente a frente, Dios hizo que los vierais poco numerosos, e hizo que ellos os vieran poco numerosos a vosotros, de manera que sucediese lo que Dios había decretado. A Dios se remiten todos los asuntos.
¡Oh, creyentes! Cuando os enfrentéis a un ejército [de incrédulos] manteneos firmes y recordad permanentemente a Dios, que así alcanzaréis el triunfo.
Obedeced a Dios y a Su Mensajero y no discrepéis, porque os debilitaríais y seríais derrotados. Sed pacientes, porque Dios está con los pacientes.
Pero no seáis como aquellos [incrédulos] que salieron de sus hogares con arrogancia y ostentación ante su gente, para apartar a las personas del sendero de Dios. Dios está bien enterado de lo que hacen.
El demonio les hizo ver que lo que hacían era lo correcto, y les dijo: “Hoy nadie os podrá vencer, yo estoy junto a vosotros”. Pero cuando los dos bandos se divisaron, [el demonio] huyó diciendo: “Yo no soy responsable de lo que hacéis, pues veo lo que no podéis ver, yo tengo temor de Dios, y Dios es severo en el castigo”.
En ese momento los hipócritas y quienes tenían el corazón enfermo [con incertidumbre] dijeron [acerca de los creyentes]: “Estos están enceguecidos por su religión”. Quienes se encomienden a Dios sepan que Él es Poderoso, Sabio.
Si vieras [qué terrible es] cuando los ángeles toman las almas de los que mueren habiéndose negado a creer, y les golpean sus rostros y sus espaldas, y les dicen: “Sufrid el tormento del Infierno.
Éste es el castigo que habéis merecido por vuestras obras. Dios no es injusto con Sus siervos”.
El pueblo del Faraón y quienes les precedieron fueron castigados, pues tampoco creyeron en los signos de Dios, y Dios les condenó por sus pecados. Dios tiene poder sobre todas las cosas y es severo en el castigo.
Dios no quita a ningún pueblo las gracias con las que lo ha bendecido, a menos que éste se corrompa [en sus creencias y valores]. Dios todo lo oye, todo lo sabe.
Por lo mismo castigué a la gente del Faraón y a quienes les precedieron, pues desmintieron los signos de su Señor y entonces les aniquilé por sus pecados: por eso ahogué a la gente del Faraón. Sabed que todos [estos pueblos] eran opresores.
Las peores criaturas ante Dios son los incrédulos, pues se negaron a creer,
aquellos que siempre quebrantan los pactos que tú [¡Oh, Muhámmad!] celebras con ellos y no tienen temor [del castigo de Dios].
Si enfrentas a algunos de ellos durante la guerra, dales un escarmiento que sirva de ejemplo a quienes sigan sus pasos. Puede que así reconsideren.
Si te traiciona un pueblo, hazles saber que rompes el pacto igual que ellos. Dios no ama a los traidores.
Que no piensen los incrédulos que podrán huir de Mi castigo. No tienen salvación.
Preparad contra ellos cuanto podáis de fuerzas [de combate] y caballería, para que así amedrentéis a los enemigos de Dios que también son los vuestros, y a otros enemigos que aún no conocéis, pero Dios los conoce bien. Sabed que aquello con lo que contribuyáis en la causa de Dios os será recompensado generosamente, y no seréis jamás tratados injustamente.
Si [los incrédulos] se inclinan por la paz, acéptala tú también y encomiéndate a Dios. Él todo lo oye, todo lo sabe.
Pero si quieren engañarte, sabe que la protección de Dios es suficiente. Él es Quien te ha fortalecido con Su auxilio y con los creyentes.
Él es Quien unió sus corazones, y tú no habrías podido hacerlo aunque hubieras gastado todo lo que hay en la Tierra, pero Dios les reconcilió. Él es Poderoso, Sabio.
¡Oh, Profeta! La protección de Dios es suficiente para ti y para los creyentes que te sigan.
¡Oh, Profeta! Exhorta a los creyentes a combatir [por la causa de Dios]. Por cada veinte pacientes y perseverantes de entre vosotros, venceréis a doscientos; y si hubiere cien, vencerán a mil de los que se negaron a creer, porque ellos no razonan.
Pero Dios os alivia la carga, por compasión ante vuestra debilidad: Por cada cien pacientes venceréis a doscientos enemigos, y si hubiere mil venceréis a dos mil, con el permiso de Dios. Dios está con los pacientes.
No le es permitido al Profeta [ni a los creyentes] tomar prisioneros si antes no combaten en la Tierra. Pretenden algunos obtener un beneficio mundanal, mientras Dios quiere para vosotros la recompensa de la otra vida. Dios es Poderoso, Sabio.
Si Dios no hubiera prescrito que el botín de guerra fuera lícito, habríais sufrido un terrible castigo por lo que tomasteis de él.
Disfrutad de todo lo lícito y bueno que habéis ganado como botín de guerra, y tened temor de Dios. Dios es Absolvedor, Misericordioso.
¡Oh, Profeta! Diles a los prisioneros que hayáis capturado: “Si Dios encuentra en vuestros corazones algo de bien, os concederá algo mejor que los bienes que se os han quitado y os perdonará. Dios es Absolvedor, Misericordioso”.
Pero si quieren engañarte aduciendo que son creyentes, recuerda que ya antes habían traicionado a Dios y Él los sometió ante vosotros. Dios todo lo sabe, es Sabio.
Los creyentes que emigraron, contribuyeron con sus bienes y combatieron por la causa de Dios, son aliados de aquellos que les dieron refugio y socorro. En cambio, a quienes no emigraron no tenéis la obligación de socorrerlos hasta que emigren. Pero si piden que les auxiliéis para preservar su religión, debéis hacerlo, salvo que se encuentren en un pueblo con el que hayáis celebrado un pacto. Dios ve bien lo que hacéis.
Los que se niegan a creer son aliados unos de otros. Si no obráis de la misma manera [siendo los creyentes aliados unos de otros], se propagarán los conflictos en la Tierra y habrá una gran corrupción.
Los creyentes que emigraron y lucharon por la causa de Dios, y aquellos que les dieron refugio y les socorrieron, esos son los verdaderos creyentes. A ellos les serán perdonados sus pecados y recibirán una recompensa generosa.
Y aquellos que posteriormente crean [abrazando el Islam], emigren y luchen con vosotros, serán de los vuestros. Sabed que Dios ha prescrito en Su Libro que vuestros parientes tienen más derecho a la herencia que vuestros hermanos en la fe, y Dios es conocedor de todas las cosas.