Ha’. Mim.
Esta es una revelación descendida por el Compasivo, el Misericordioso,
un Libro en que los signos son explicados detalladamente. Expresado en idioma árabe para gente que comprende.
Albricia, pero también advierte. La mayoría le da la espalda y no quieren oír.
Dicen: “Nuestros corazones son insensibles a lo que nos invitas, nuestros oídos son sordos, y entre tú y nosotros hay un velo. Haz lo que quieras, que nosotros haremos lo que queramos”.
Diles [¡Oh, Muhámmad!]: “Soy un hombre igual que vosotros, pero me ha sido revelado que vuestra divinidad es una sola. Seguid el camino recto que Él ha establecido y pedid Su perdón”. ¡Ay de los idólatras,
los que no pagan el zakat ni creen en la otra vida!
Los que crean y obren rectamente recibirán una recompensa ininterrumpida.
Diles: “¿Cómo es que no creéis en Quien creó la Tierra en dos días e inventáis ídolos a los que adoráis como si tuvieran poderes igual que Él? Él es el Señor del universo.
Dispuso sobre la Tierra montañas firmes, la bendijo y determinó el sustento en cuatro eras completas, para los que preguntan.
Luego se dirigió al cielo, el cual era nebuloso, y le dijo al cielo y a la Tierra: ‘¿Vendréis a mí de buen grado o por la fuerza?’ Respondieron: ‘Iremos a Ti de buen grado’.
Creó siete cielos en dos días, y le inspiró a cada cielo su función. Embelleció el cielo de este mundo con estrellas luminosas, como protección. Éste es el decreto del Poderoso, el que todo lo sabe”.
Pero si se apartan, diles: “Os advierto que podríais caer fulminados como ‘Ad y Zamud”.
Cuando se les presentaron los Mensajeros, uno después de otro [con el mismo argumento] diciéndoles: “No adoréis sino a Dios”. Respondían: “Si nuestro Señor hubiera querido nos habría enviado un ángel. No creemos en su Mensaje”.
En cuanto a ‘Ad, actuaron con soberbia y cometieron injusticias en la tierra. Dijeron: “¿Acaso existe alguien más poderoso que nosotros?” ¿Acaso no sabían que Dios es Quien les había creado y que Él es más poderoso que ellos? Pero rechazaron Mis signos.
Les envié un fortísimo viento gélido en días terribles, para hacerles sufrir el castigo humillante en esta vida; pero el castigo de la otra vida será más humillante aún, y no tendrán quién les socorra.
Y en cuanto a Zamud, les aclaré cuál era la verdadera senda, pero prefirieron la ceguera a la guía. Entonces les azotó un castigo fulminante por lo que habían cometido.
Pero salvé a quienes habían creído y tenían temor de Dios.
El día que sean congregados los enemigos de Dios y conducidos al Infierno,
y estén a punto de ser arrojados en él, entonces atestiguarán contra ellos sus propios oídos, ojos y pieles todo lo que cometieron.
Dirán a sus pieles: “¿Por qué atestiguáis contra nosotros?” Les responderán: “Nos ha hecho hablar Dios, Quien hace hablar a todas las cosas”. Sabed que Él os creó la primera vez, y que ante Él volveréis.
No pudisteis esconderos de los oídos, los ojos y la piel que atestiguarán en vuestra contra. Pensabais que Dios ignoraba gran parte de lo que hacíais.
Eso que pensasteis de vuestro Señor es lo que os ha llevado a la ruina, y ahora sois de los perdedores.
Y aunque tengan paciencia, el Infierno será su morada; y aunque supliquen ser excusados, no serán excusados.
Y les había asignado compañeros, que les embellecieron lo que habían cometido y lo que iban a cometer. Entonces merecieron el castigo al igual que otras naciones anteriores de seres humanos y de yinn que fueron destruidas. Ellos fueron los verdaderos perdedores.
Dicen los que se negaron a creer: “No prestéis atención al Corán cuando es recitado, y elevad la voz parloteando, así os saldréis con la vuestra”.
Les haremos sufrir un castigo severo a los que se negaron a creer, retribuyéndoles por todo el mal que hicieron.
Este es el tormento que merecen los enemigos de Dios: el Infierno, donde morarán por toda la eternidad como castigo por haber negado Mis signos.
Dirán los que se negaron a creer: “¡Señor nuestro! Déjanos ver a los yinn y a los seres humanos que nos extraviaron para que los pongamos bajo nuestros pies, y así sean ellos de los que estén más abajo”.
Quienes digan: “Nuestro Señor es Dios” y obren correctamente, los ángeles descenderán sobre ellos [y les dirán:] “No temáis ni estéis tristes. Bienaventurados seáis porque tendréis el Paraíso que os fue prometido.
Nosotros somos vuestros protectores en la vida mundanal y en la otra, tendréis allí todo cuanto deseéis y se os concederá todo lo que pidáis
como reconocimiento del Absolvedor, Misericordioso”.
Quién puede expresar mejores palabras que aquel que invita a la gente a creer en Dios, obra rectamente y dice: “¡Yo soy de los musulmanes!”
No es lo mismo obrar el bien que obrar el mal. Responde con una buena actitud, y verás que aquel con quien tenías enemistad se convierte en un amigo ferviente.
Esto no lo logran sino los que tienen paciencia; no lo logran sino los que son muy afortunados.
Si el demonio te susurra para hacer el mal, busca refugio en Dios, porque Él todo lo oye, todo lo sabe.
Entre Sus signos están la noche y el día, el Sol y la Luna. Si realmente es a Él a Quien adoráis, entonces no os prosternéis ante el Sol ni ante la Luna, sino que prosternaos ante Dios, ya que Él es Quien os ha creado.
Pero si se muestran soberbios, sabe que los que están próximos a tu Señor Lo glorifican durante la noche y durante el día, y no se cansan de hacerlo.
Entre Sus signos está que puedes ver una tierra árida, sin vegetación, pero cuando Dios hace descender el agua sobre ella, vibra y reverdece. Aquel que le da vida es Quien resucitará a los muertos. Él es sobre toda cosa Poderoso.
Quienes niegan Mis signos no pueden ocultarse de Mí. ¿Acaso quienes sean arrojados al Infierno serán mejores el Día de la Resurrección que quienes sean salvos? Haced lo que queráis, pero sabed que Él ve todo lo que hacéis.
Quienes se han negado a creer en el Mensaje cuando les ha llegado, sabed que este es un Libro sublime.
No puede ser adulterado agregando algo o suprimiendo [parte de él], porque es una revelación proveniente de un Sabio, Loable.
No dicen de ti [¡Oh, Muhámmad!] sino lo que ya había sido dicho sobre los Mensajeros que te precedieron. Tu Señor es el poseedor del perdón y el poseedor de un castigo doloroso.
Si hubiera revelado el Corán en otro idioma habrían dicho [los incrédulos de entre tu pueblo]: “¿Por qué no fue explicado detalladamente en forma clara?” ¡Qué! ¿Una revelación no árabe para un Profeta árabe? Diles: “Este Libro es guía y salud para los creyentes; pero de los que se niegan a creer sus oídos son sordos y no comprenden. [Se comportan] como si se los llamara de un lugar muy lejano.
Le revelé el Libro a Moisés, pero discreparon sobre él. Si no hubiera sido porque tu Señor lo había decretado, se les habría adelantado el castigo. Ellos tienen sobre el Corán una seria duda.
Quien obre rectamente lo hará en beneficio propio, y quien obre el mal se perjudicará a sí mismo. Tu Señor no es injusto con Sus siervos.
Solo Él sabe cuándo llegará la Hora. No surge ningún fruto de su cáliz, ni concibe ninguna mujer o da a luz sin que Él tenga total conocimiento de ello. El día que se los llame [y pregunte a los idólatras]: “¿Dónde están los socios [en la divinidad] que Me atribuían?” Responderán: “Anunciamos que ninguno de nosotros sigue atestiguando eso”.
Les abandonará aquello que solían invocar, y sabrán que no tienen escapatoria.
El ser humano no se cansa de pedir más y más bienestar, pero si le sucede alguna desgracia se desanima y se desespera.
Si lo agracio con Mi misericordia después de que sufriera una desgracia, dice: “Esto es lo que me merecía, y no creo que la Hora del Juicio llegue jamás; pero si compareciera ante mi Señor, seguro que Él me concedería lo más bello que existe”. Pero ya les informaré a los que se negaron a creer todo lo que hicieron, y los haré sufrir un castigo terrible.
Cuando agracio a la persona se aparta y se vuelve soberbio. Pero si lo azota un mal, entonces no deja de suplicar.
Diles: “¿Acaso habéis considerado qué os pasaría si este es un Libro que proviene de Dios y vosotros os negáis a creer en él?”. No existe nadie más desviado que quien persiste obstinado en el error.
Les haré ver Mis signos en los horizontes y en ellos mismos, hasta que se les haga evidente la Verdad. ¿Acaso no es suficiente tu Señor como Testigo de todo?
¿Aún siguen dudando de la comparecencia ante su Señor? ¿No abarca Él todas las cosas?