Álif. Lam. Ra’. Éstos son versículos de un Libro elocuente que muestra la verdad.
He descendido el Corán en idioma árabe para que podáis comprender sus significados en su contexto.
Te contaré la historia más hermosa de las que te he revelado en el Corán, de la que antes no tenías conocimiento.
Cuando José dijo a su padre [Jacob]: “¡Padre mío! He soñado que se prosternaban ante mí once estrellas, el Sol y la Luna”.
Dijo [Jacob]: “¡Hijo mío! No les cuentes el sueño a tus hermanos porque conspirarán contra ti [por envidia]; el demonio es el enemigo declarado de los seres humanos.
Tu Señor te elegirá [como Profeta] y te enseñará a interpretar los sueños; y completará Su bendición en ti [con la revelación] y en la descendencia de Jacob, tal como bendijo a tus antepasados, Abraham e Isaac; tu Señor todo lo sabe, es Sabio”.
En la historia de José y sus hermanos hay signos para los que buscan la verdad.
[Los hermanos de José] dijeron: “José y su hermano [Benjamín] son los preferidos de nuestro padre, a pesar de que somos muchos sus hijos. Nuestro padre está en un error evidente”.
[Dijo uno de ellos]: “Matad a José o desterradle para que la atención de nuestro padre sea para nosotros por igual. Luego nos arrepentiremos y podremos ser de los virtuosos nuevamente”.
Dijo uno de ellos: “No matéis a José. Si ya tenéis decidido deshaceros de él, mejor arrojadlo a lo profundo de un pozo seco, alguna caravana lo recogerá”.
[Entonces se dirigieron a su padre] diciendo: “¡Padre nuestro! ¿Por qué no nos dejas cuidar de José? Solo tenemos buenas intenciones con él.
Deja que venga con nosotros mañana, se divertirá y jugará. Nosotros le cuidaremos”.
Dijo [Jacob]: “Me entristece que le llevéis lejos de mí, y temo que os descuidéis y le devore un lobo”.
Dijeron: “Si le devorara un lobo, siendo nosotros un grupo numeroso, seríamos unos inútiles”.
Cuando se lo llevaron, acordaron arrojarlo a lo profundo de un pozo seco. Una vez que lo hicieron le inspiré a José: “Algún día les recordarás lo que están haciendo ahora, sin que ellos te reconozcan”.
Al anochecer, se presentaron ante su padre llorando.
Dijeron: “¡Padre! Estábamos compitiendo, corriendo entre nosotros y dejamos a José con nuestras provisiones, y le devoró un lobo. Te decimos la verdad, aunque no quieras creernos”.
Y le mostraron su túnica manchada con sangre falsa. Dijo [Jacob]: “Lo que ha sucedido no es como me lo contáis, sino que es una falsedad que habéis inventado. Me resignaré pacientemente y que Dios me dé consuelo para sobrellevar la desgracia que me acabáis de contar”.
Cuando pasó una caravana [cerca del pozo], enviaron a uno de ellos a buscar agua. Éste echó el cubo y al subirlo [vio a José y] exclamó:
[Mientras espiaban, sus hermanos vieron lo que ocurría y reclamaron que José era su esclavo.] Lo vendieron [a la caravana] por un precio insignificante, unas pocas monedas, para deshacerse de él.
Y luego el egipcio que lo compró le dijo a su mujer: “Recíbelo honorablemente, podría sernos útil o quizá le adoptemos como hijo”. Así concedí a José una buena posición en esa tierra, y le enseñé la interpretación de los sueños. La voluntad de Dios siempre prevalece, pero la mayoría de la gente no lo sabe.
Y cuando alcanzó la mayoría de edad, le concedí el discernimiento y la sabiduría [a través de la revelación]. Así es como recompenso a los que hacen el bien.
Pero la señora de la casa en la cual estaba se sintió atraída por él. Le llamó y, cerrando las puertas, exclamó: “¡Ven aquí, soy tuya!” Dijo José: “¡Qué Dios me proteja! Mi amo [tu esposo] me ha colmado de honores. Debes saber que los traidores no acaban bien”.
Ella le deseó y él la hubiera deseado de no ser porque vio una señal de su Señor. Así le preservé del pecado y la obscenidad, porque era uno de Mis siervos elegidos.
[José procuró huir y] ambos corrieron hacia la puerta, ella [al intentar detenerlo] rasgó la túnica de él por detrás y fueron sorprendidos por el marido de ella junto a la puerta, por lo que ella se apresuró a decir: “¿Qué pena merece quien ha pretendido deshonrar a tu mujer, sino que le encarcelen o reciba un castigo severo?”
Dijo José: “Ha sido ella quien ha intentado seducirme”. Entonces un testigo de la familia de ella dijo: “Si su camisa está rasgada por delante, ella dice la verdad y él es quien miente.
Pero si su camisa está rasgada por detrás, entonces ella miente y él dice la verdad”.
Cuando el esposo vio que la camisa estaba rasgada por detrás, dijo: “Es una astucia propia de mujeres; sus artimañas son terribles.
¡José! Olvida lo sucedido [y no se lo menciones a nadie]. Y tú, mujer, pide perdón por lo que has hecho; porque has incurrido en una falta grave”.
Pero algunas mujeres de la ciudad comentaron: “La mujer del gobernador pretende seducir a su joven criado. Su amor por él la ha trastornado. Pensamos que está profundamente equivocada”.
Cuando [la mujer del gobernador] se enteró de sus habladurías las invitó [a su casa], les preparó un banquete y dio a cada una de ellas un cuchillo [para cortar la comida]. Entonces le dijo [a José]: “Preséntate ante ellas”. Cuando lo vieron quedaron tan asombradas [por su belleza] que se cortaron la mano [por la distracción], y dijeron: “¡Dios Santo! No es un ser humano, es un ángel hermoso”.
[Dijo ella:] “Éste es por quien me censurabais. Yo quise seducirlo, pero se mantuvo casto. Si no hace lo que le pido, ordenaré que lo encarcelen y terminará siendo humillado”.
Dijo [José]: “¡Señor mío! Prefiero la cárcel a caer en lo que éstas mujeres me proponen; pero si no apartas de mí su acoso, cederé a sus encantos y cometeré una estupidez”.
Pero su Señor respondió a su súplica y apartó de él sus artimañas; Él todo lo oye, todo lo sabe.
Luego, a pesar de las pruebas de su inocencia, optaron por encarcelarlo temporalmente [para evitar los rumores].
Junto con él fueron encarcelados otros dos jóvenes. Dijo uno de ellos: “Me vi en un sueño prensando vino”. Y dijo el otro: “Yo me vi llevando pan sobre la cabeza, del cual comían los pájaros. Háblanos sobre su interpretación, porque nos pareces un hombre virtuoso”.
[Dijo José:] “Antes de que traigan la comida ya os habré dado vuestra interpretación. La interpretación de los sueños es algo que mi Señor me enseñó; sabed primero que rechazo las costumbres de un pueblo que no cree en Dios y niega la existencia de la otra vida.
Yo sigo la religión de mis ancestros, Abraham, Isaac y Jacob. Nosotros no asociamos ningún copartícipe a Dios. Esto es una gracia de Dios para nosotros y para todo aquel que siga la guía, pero la mayoría de la gente no lo agradece.
¡Compañeros de cárcel! ¿Qué es más razonable? ¿Creer en muchos ídolos o creer en Dios, el Único, el Victorioso?
Los [ídolos] que adoráis en lugar de Dios, no son sino nombres que vosotros y vuestros padres habéis elegido [para algunas piedras y estatuas], siendo que Dios no os reveló nada al respecto. El juicio solo pertenece a Dios, Quien ha ordenado que no adoréis a nada ni nadie excepto a Él; esa es la religión verdadera, pero la mayoría de la gente lo ignora.
¡Compañeros de cárcel! [La interpretación de vuestros sueños es que] uno servirá vino [de nuevo] al rey; mientras que el otro será crucificado y los pájaros comerán de su cabeza. El asunto sobre el que me habéis consultado ya ha sido decretado”.
Le dijo [José] a quien supo que quedaría en libertad: “Menciona mi caso ante el rey”. Pero el demonio le hizo olvidar que lo mencionara ante su amo, por lo que [José] permaneció en la cárcel varios años más.
[Cierto día] dijo el rey: “He visto en mis sueños siete vacas gordas devoradas por siete vacas flacas, y siete espigas verdes y otras [siete] secas.
Respondieron: “Son sueños incoherentes, y nosotros no somos expertos en la interpretación de sueños”.
Entonces dijo aquel de los dos que se había salvado [de la prisión] al recordar [a José] mucho tiempo después: “Yo os explicaré su significado; enviadme [a la cárcel para preguntar a José]”.
“¡José! ¡Tú que dices la verdad! Interpreta qué significa un sueño donde siete vacas gordas son devoradas por siete vacas flacas, y [donde aparecen] siete espigas verdes y otras [siete] secas; para que regrese con su explicación ante la gente y así sepan [sobre tu don]”.
Dijo [José]: “Debéis sembrar como de costumbre siete años, pero lo que cosechéis dejadlo dentro de la espiga [para conservarlo] excepto una parte, de la que podéis comer.
Luego vendrán siete años de sequía en los que comeréis lo que hayáis acopiado, salvo la parte [reservada para volver a sembrar].
Luego vendrá un año en que la gente será bendecida con la lluvia, y en él volverán a obtener zumo de los frutos”.
[Al escuchar la interpretación,] el rey dijo: “¡Traedlo ante mí!” Pero cuando el enviado se presentó ante José, éste le dijo: “Regresa ante tu amo y pregúntale qué pasó con aquellas mujeres que se cortaron las manos. Mi Señor está bien enterado de sus conspiraciones”.
[Las mujeres fueron reunidas ante el rey y] les dijo: “¿Qué sucedió cuando intentasteis seducir a José?” Dijeron: “¡Que Dios nos ampare! No sabemos nada malo de él”. Entonces la mujer del gobernador dijo: “Ahora la verdad ha salido a la luz. Yo soy la que quiso seducirlo, y él decía la verdad.
Digo esto para que [mi esposo] sepa que no le traicioné en su ausencia, y sé bien que Dios desbarata las intrigas de los traidores.
No pretendo excusarme, porque el alma suele ordenar el mal, y solo están a salvo de ello aquellos a quienes mi Señor les protege. Mi Señor es Absolvedor, Misericordioso”.
Dijo el rey: “¡traedlo ante mí! Haré que sea mi hombre de confianza”. Cuando hablaron le dijo: “Desde hoy gozas de autoridad y confianza”.
Dijo [José]: “Ponme a cargo de los graneros [y las arcas] del país, porque yo sé cómo administrarlas con prudencia”.
Así fue como hice a José gobernar la tierra [de Egipto], donde pudo establecerse a su gusto. Concedo Mi misericordia a quien quiero, y no dejo que se pierda la recompensa de los que hacen el bien [en este mundo].
Pero para los creyentes piadosos la recompensa en la otra vida es superior.
[Pasados algunos años,] llegaron los hermanos de José [a Egipto en busca de provisiones] y se presentaron ante él, y él les reconoció, mientras que ellos no le reconocieron.
Cuando les hubo suministrado sus provisiones, les dijo: “[La próxima vez que vengáis,] traed a vuestro hermano por parte de padre. ¿No veis que os he dado la medida justa y soy el mejor de los anfitriones?
Si no le traéis, no obtendréis más provisiones de mí, ni se os permitirá acercaros a mí”.
Dijeron: “Convenceremos a su padre para que se desprenda de él, haremos todo lo posible de nuestra parte”.
[José] dijo a sus criados: “Poned [el valor que pagaron por] su mercancía en su equipaje nuevamente, para que lo encuentren cuando vuelvan a su gente y así ansíen regresar”.
Cuando regresaron ante su padre dijeron: “¡Padre! Se nos ha negado el grano [en el futuro a menos que llevemos a Benjamín], envía pues a nuestro hermano con nosotros para que podamos aprovisionarnos, y ten certeza de que le cuidaremos”.
Dijo [Jacob]: “¿Acaso esperáis que os lo confíe de la misma manera que antaño os confié a su hermano [José]? Dios es mejor custodio que vosotros, y el más Misericordioso de los misericordiosos.
Y cuando abrieron su equipaje encontraron que se les había devuelto [el valor de] su mercancía; dijeron: “¡Padre! ¿Qué más queremos? ¡Aquí está nuestra mercancía, nos ha sido devuelta! [Si dejas venir a Benjamín con nosotros] podremos traer más provisiones para nuestra gente, cuidaremos de nuestro hermano, y obtendremos otra carga de camello. Lo que hemos traído es una carga escasa”.
[Dijo Jacob:] “No le enviaré hasta que me juréis solemnemente por Dios que le traeréis de regreso, a menos que os veáis impedidos por fuerza mayor”. Cuando hicieron el juramento les dijo: “Dios es testigo de este compromiso”.
Dijo [Jacob]: “¡Hijos míos! No entréis todos [a la ciudad] por la misma puerta, mejor ingresad por puertas diferentes, pero sabed que no puedo hacer nada contra el designio de Dios, pues Él es Quien decreta todos los asuntos. En Él he depositado mi confianza, y a Él deben encomendarse quienes en Él confían”.
Pero aunque entraron del modo que les aconsejó su padre, esto de nada les habría servido contra el designio de Dios, pues solo era una prevención que Jacob había tomado [para proteger a sus hijos]. Jacob tenía un conocimiento que le había enseñado [a través de la revelación]. Pero la mayoría de la gente lo ignora.
Y cuando [los hijos de Jacob] se presentaron ante José, éste abrazó a su hermano [Benjamín], y le dijo [en secreto]: “Yo soy tu hermano, ya no sientas pena por lo que hicieron [conmigo]”.
Y tras haberles dado sus provisiones, escondió una copa [del rey] en el saco de su hermano [Benjamín]. Y [cuando iban saliendo de la ciudad] un pregonero gritó: “¡Gente de la caravana, sois unos ladrones!”
Dijeron [los hermanos de José] dirigiéndose a los guardias: “¿Qué es lo que se ha perdido?”
Respondieron: “Perdimos una copa del rey. A quien la encuentre le daremos la carga de un camello [de recompensa], y [dijo el pregonero:] yo lo garantizo”.
“¡Por Dios! Bien sabéis que no hemos venido a corromper en la tierra [de Egipto] ni somos ladrones” [dijeron los hermanos de José].
Dijeron [los guardias]: “¿Cuál debería ser el castigo de quien esté mintiendo?”
[Respondieron:] “El castigo de aquel a quien se le encontrase [la copa] en su equipaje debería ser que sea apresado. Así es como se castiga a los que cometen ese crimen”.
Entonces [fueron llevados ante José para ser registrados, y] empezó por el equipaje de ellos antes que el de su hermano [Benjamín], de donde sacó la copa. Así se lo inspiré a José. No habría podido quedarse con su hermano [de otra forma], pues así era la ley del rey, y Dios así lo quiso. Elevo en grados a quien quiero [a través del conocimiento], pero por encima de todo sabio está El que todo lo sabe.
[Tan pronto como la copa fue descubierta en el equipaje de Benjamín, los hermanos] dijeron: “Si ha robado, ya antes un hermano suyo había robado”, pero José se contuvo y no les respondió, sino que pensó para sus adentros: “vosotros sois mucho peores, y Dios sabe bien la mentira que estáis diciendo”.
Dijeron [los hermanos]: “¡Oh, gobernador! Tiene un padre muy anciano, quédate con uno de nosotros en su lugar; vemos que eres un hombre de bien”.
Dijo [José]: “¡Dios nos libre de castigar a otro que aquel al que le hemos encontrado la copa en su poder! Porque seríamos injustos”.
Cuando perdieron toda esperanza de persuadirle, se retiraron a deliberar. Dijo el mayor de ellos: “¿Recordáis que nuestro padre nos hizo jurar solemnemente por Dios, pues ya antes habíamos fallado con respecto a José? No me moveré de esta tierra hasta que mi padre lo autorice o Dios juzgue a mi favor, porque Él es el mejor de los jueces.
Volved ante nuestro padre y decidle: ¡Padre! Tu hijo ha robado, y solo atestiguamos sobre lo que hemos sabido, y no tenemos acceso a lo oculto [para saber si realmente lo hizo o no].
Y pregunta en la ciudad donde estuvimos y a la caravana con la que regresamos, pues decimos la verdad”.
[Pero Jacob al escucharlos] dijo: “Lo que ha sucedido no es como me lo contáis, sino que es una falsedad que habéis inventado. Me resignaré pacientemente y que Dios me dé consuelo para sobrellevar la desgracia que me acabáis de contar. Quiera Dios devolverme a todos [mis hijos]. Él todo lo sabe, es el Sabio”.
Y [le recordó el dolor por su hijo perdido y] se apartó de ellos diciendo: “¡Qué pena siento por la falta de José!” Y perdió la vista por tanta pena, y quedó desconsolado, sufriendo en silencio.
Dijeron [sus hijos]: “¡Por Dios! No dejarás de recordar a José hasta enfermar o morir”.
Dijo [Jacob]: “Solo me quejo a Dios en mi lamento y mi dolor, y sé de Dios lo que no sabéis.
¡Hijos míos! Volved [a Egipto], averiguad sobre José y su hermano, y no desesperéis de la bondad de Dios, pues no desesperan de la bondad de Dios sino los incrédulos”.
[En Egipto] se presentaron ante José y le dijeron: “¡Oh, gobernador! Hemos sido alcanzados por la sequía, nosotros y nuestras familias, por eso trajimos mercadería de escaso valor, pero danos una justa medida y sé caritativo con nosotros; Dios recompensa a los generosos”.
Entonces les dijo [José]: “¿Acaso recordáis lo que hicisteis con José y su hermano, llevados por la ignorancia?”
Dijeron [sorprendidos]: “¿Eres tú José?” Respondió: “Yo soy José y éste es mi hermano [Benjamín]. Dios nos ha agraciado [con el reencuentro]. Quienes tengan temor de Dios y sean pacientes [ante las adversidades], sepan que Dios no dejará de recompensar a los que hacen el bien”.
Dijeron: “¡Por Dios! Te ha enaltecido Dios muy por encima de nosotros. Nosotros estábamos en el error”.
Dijo [José]: “Hoy no os reprocharé nada de lo que hayáis hecho en el pasado. Que Dios os perdone, Él es el más Misericordioso de los misericordiosos.
Id con mi camisa y ponedla sobre el rostro de mi padre, que así recuperará la vista; y traed a toda la familia”.
Cuando la caravana partía, dijo su padre [Jacob a quienes estaban junto a él]: “Aunque penséis que desvarío, en este momento noto la presencia de José en el aire”.
Dijeron [los otros hijos]: “¡Por Dios! Sigues en tu antiguo error”.
Cuando llegaron, le colocaron [la camisa] sobre el rostro y recuperó inmediatamente la vista. [Jacob] exclamó: “¿No os dije que yo sabía de Dios lo que ignoráis?”
Dijeron: “¡Padre! Pide a Dios que perdone nuestros pecados, nosotros estábamos en el error”.
Respondió: “Pediré a mi Señor que os perdone, Él es el Absolvedor, el Misericordioso”.
Luego [cuando llegaron todos a Egipto y] se presentaron ante José, éste
Hizo sentar en el trono a sus padres, que junto a todos [los hermanos] cayeron prosternados ante José, quien dijo: “¡Padre mío! Ésta es la interpretación del sueño que tuve [cuando era niño], y mi Señor hizo que se cumpliera. Dios me ha favorecido sacándome de la cárcel y trayéndoos del desierto ante mí, a pesar de que el demonio había sembrado la discordia entre mis hermanos y yo. Mi Señor es Sutil con quien quiere y Él todo lo sabe, es Sabio.
¡Señor mío! Me has concedido autoridad y me has enseñado la interpretación de los sueños. ¡Creador de los cielos y la Tierra! Tú eres mi Protector en esta vida y en la otra, hazme morir sometido a Ti, y reúneme con los virtuosos”.
[¡Oh, Muhámmad!] Esta historia que te he revelado había permanecido oculta hasta ahora. Tú no estabas presente cuando [los hermanos de José] planearon [eliminarlo] y se confabularon.
La mayoría de los seres humanos, aunque te esfuerces [para que crean], no serán creyentes.
Tú no pides remuneración alguna por transmitir el Mensaje, que está dirigido a toda la humanidad.
¡Cuántos signos hay en los cielos y en la Tierra que pasan frente a ellos, pero no prestan atención!
La mayoría de los que creen en Dios caen en dedicarle actos de adoración a otros.
¿Acaso [estas personas] se sienten a salvo de ser alcanzados por el castigo de Dios, o a salvo de que les llegue la Hora del Juicio de improviso, cuando menos lo esperan?
Di: “Éste es mi sendero, tanto yo como quienes me siguen invitamos a adorar a Dios con conocimiento. ¡Glorificado sea Dios! No soy de los que idolatran divinidades junto a Dios”.
No he enviado antes de ti sino a hombres que pertenecían a sus propias comunidades para que les transmitieran Mi revelación. ¿Por qué [quienes rechazan este mensaje] no viajan por el mundo y observan cómo acabaron los pueblos de la antigüedad [que desmintieron a los Profetas]? La morada de la otra vida será mejor para quienes tienen temor de Dios. ¿Es que no vais a reflexionar?
[Todos los Profetas sufrieron persecución y rechazo] hasta el punto de que, cuando los Mensajeros se resignaron y tuvieron la certeza de que les desmentirían definitivamente, les llegó Mi auxilio: entonces, todos aquellos a quienes quise [salvar] fueron salvados [y los que rechazaron la verdad fueron destruidos]: pues la gente que se hunde en el pecado no puede escapar de Mi ira.
En las historias [de los Profetas] hay un motivo de enseñanza para la gente que reflexiona. [El Corán] no es un relato inventado, sino que es una confirmación de lo ya revelado anteriormente, así como una explicación detallada de todas las cosas, una guía y misericordia para los creyentes.