Álif. Lam. Ra’. Éstos son los versículos del Libro sabio.
¿Acaso se sorprende la gente de que [Dios] le haya concedido la revelación a uno de ellos: “Advierte a la gente y albricia a los creyentes que por sus buenas obras obtendrán una hermosa recompensa ante su Señor?” Los que se niegan a creer dicen: “Éste es evidentemente un hechicero”.
Vuestro Señor es Dios. Creó los cielos y la Tierra en seis eras y luego se estableció sobre el Trono. Él es Quien decide todos los asuntos, nadie podrá interceder ante Él sin Su permiso. Ése es Dios, vuestro Señor; adoradle. ¿Es que no reflexionáis?
Ante Él deberéis comparecer todos, pues la promesa de Dios es verdadera. Él es Quien origina la creación y luego la reproduce para retribuir con equidad a los creyentes que han obrado rectamente. En cambio, los que se hayan negado a creer beberán agua hirviendo y recibirán un castigo doloroso por su incredulidad.
Él es Quien hizo que el Sol tuviese luz propia y determinó que la Luna reflejara su luz en distintas fases para que podáis computar el número de años y los meses. Dios creó esto con la verdad. Él explica los signos para gente de conocimiento.
En la sucesión de la noche y el día, y en lo que Dios ha creado en los cielos y en la Tierra, hay signos para la gente piadosa.
Para aquellos que no esperan comparecer ante Mí, se complacen con la vida mundanal, se sienten satisfechos en ella, y son indiferentes con Mis signos,
su morada será el Fuego por cuanto cometieron.
[Pero] a quienes crean y obren rectamente, su Señor les guiará por medio de la fe hacia los Jardines de las Delicias por donde corren ríos.
Allí invocarán: “¡Glorificado seas, oh, Dios [a Ti te imploramos]!” El saludo entre ellos será: “¡Paz!” y al finalizar sus súplicas dirán: “¡Todas las alabanzas pertenecen a Dios, Señor del universo!”
Si Dios precipitara el castigo a la gente de la misma forma en que la gente se precipita a buscar los bienes materiales, ya les habría llegado su hora. Pero abandoné, ciegos en su extravío, a quienes no esperan comparecer ante Mí.
Cuando a la persona le acontece un mal Me implora recostado, sentado o de pie. Pero en cuanto le libro del mal, continúa desobediente como si nunca Me hubiera invocado. Así es como los transgresores ven sus obras malas como buenas.
Destruí a muchas generaciones que os precedieron porque fueron opresores. Sus Mensajeros se presentaron ante ellos con las evidencias, pero no les creyeron. Así castigué al pueblo pecador.
Luego hice que os sucedierais en generaciones unos a otros en la Tierra, para observar vuestra forma de obrar.
Cuando se les recitan Mis versículos, quienes no esperan comparecer ante Mí dicen: “Tráenos otro Corán distinto o modifícalo”. Respóndeles: “No me es permitido modificarlo, solo sigo lo que me ha sido revelado. Temo que si desobedezco a mi Señor me azote el castigo de un día terrible”.
Di [¡Oh, Muhámmad!]: “Si Dios no hubiera querido, yo no os habría recitado [el Corán] y no lo hubierais conocido jamás. He vivido toda mi vida entre vosotros antes de la revelación. ¿Acaso no vais a reflexionar?”
¿Hay alguien más injusto que quien atribuye a Dios sus propias invenciones y desmiente Sus signos? Los que hacen el mal no tendrán éxito.
Adoran en vez de Dios lo que no puede perjudicarles ni beneficiarles, y dicen: “Éstos son nuestros intercesores ante Dios”. Diles: “¿Acaso pretendéis informar a Dios de algo que suceda en los cielos o en la Tierra que Él no sepa? ¡Glorificado sea! Está por encima de lo que Le asocian”.
La humanidad conformaba una sola nación1, pero luego discreparon y se dividieron. Si no fuera por el designio de tu Señor, ya habrían sido juzgados.
Dicen: “¿Por qué no se le ha concedido [a Muhámmad] un milagro de su Señor?” Respóndeles: “El conocimiento de lo oculto pertenece solo a Dios. Esperad, que yo también esperaré”.
Cuando agracio a la gente con una misericordia después de haber padecido alguna adversidad, no agradecen Mi favor. Diles: “Dios os retribuirá por todo lo que hagáis”. Mis emisarios registran todo cuanto hacéis.
Él es Quien ha facilitado que podáis transitar por la tierra y por el mar. Cuando navegáis con buenos vientos os complacéis, pero si os sacude una fuerte tormenta y las olas os golpean por todos lados y creéis que ya no tenéis salvación, entonces invocáis solamente a Dios con toda sinceridad diciendo: “Si nos salvas de ésta seremos de los agradecidos”.
Pero cuando Dios os salva, Le desobedecéis nuevamente sembrando la corrupción en la Tierra con injusticias. ¡Oh, gente! Vuestra corrupción recaerá sobre vosotros mismos. Solo disfrutaréis del placer transitorio de esta vida, pero luego compareceréis ante Mí y os comunicaré todo lo que hacíais.
La vida mundanal es como el agua que hago descender del cielo con la que se riegan los cultivos de la tierra, de los cuales se alimentan los seres humanos y los animales. Cuando los frutos maduran, la tierra se embellece, y piensan las personas que tienen total disposición sobre ella. Entonces arraso los cultivos de noche o de día, devastando la tierra como si no hubiera sido cultivada. Con ejemplos como éste explico los signos para gente que reflexiona.
Dios convoca a la morada de la paz y guía a quien quiere por el sendero recto.
Quienes obren el bien obtendrán la mejor recompensa y una gracia aún mayor. Sus rostros no serán ensombrecidos ni sentirán humillación. Ellos serán los moradores del Paraíso en el que vivirán eternamente.
Pero quienes hayan obrado el mal recibirán como pago un mal equivalente y una humillación. No encontrarán quien les proteja de Dios. Sus rostros se ennegrecerán como la oscuridad de la noche. Ellos serán los habitantes del Fuego, en el que permanecerán eternamente.
El día que los congregue a todos les diré a los idólatras: “Permaneced en vuestros sitios vosotros y vuestros ídolos”. Luego les separaremos a unos de otros y sus ídolos dirán: “Nosotros no les obligamos a que nos adorasen.
Dios es suficiente como testigo de que no sabíamos que nos adoraban”.
Todos serán retribuidos según sus obras. Comparecerán ante Dios, su verdadero Señor, y sus mentiras se desvanecerán.
Pregúntales: “¿Quién os sustenta con las gracias del cielo y de la Tierra? ¿Quién os ha agraciado con el oído y la vista? ¿Quién hace surgir lo vivo de lo muerto y lo muerto de lo vivo? ¿Quién tiene bajo Su poder todas las cosas?” Responderán: “¡Dios!” Diles: “¿Acaso no vais a tener temor de Él [y abandonar la idolatría]?”
Ése es Al-lah, vuestro verdadero Señor. ¿Qué hay más allá de la Verdad sino el extravío? ¿Cómo podéis ser tan desviados?
Así se cumplió la palabra de tu Señor contra los perversos: no creyeron.
Di: “¿Acaso alguno de vuestros ídolos puede originar una creación y luego reproducirla?” Diles: “Dios es Quien origina la creación y luego la reproduce. ¿Cómo podéis ser tan desviados [de adorar a otros]?”
Di: “¿Acaso alguno de vuestros ídolos puede guiar a alguien a la verdad?” Di: “Dios es Quien guía hacia la verdad”. ¿Acaso no es más sensato seguir a Quien guía hacia la verdad, en vez de seguir a quienes no pueden guiar a nadie y necesitan ellos mismos ser guiados? ¿Cómo podéis actuar de esa forma?
Pero la mayoría de ellos no sigue sino conjeturas. Las conjeturas no son un argumento válido frente a la Verdad. Dios bien sabe lo que hacen.
El Corán no puede provenir sino de Dios. Confirma las revelaciones anteriores y explica detalladamente Sus preceptos, no hay duda alguna de que proviene del Señor del universo.
Dicen: “[Muhámmad] lo ha inventado”. Diles: “Entonces producid un capítulo similar [a un capítulo del Corán]. Recurrid para ello a quienes queráis fuera de Dios, si es que decís la verdad”.
Desmienten lo que no conocen y aquello cuya interpretación no han recibido aún. Así también desmintieron sus ancestros. Pero observa cómo fue el final de los opresores.
Entre ellos hay quienes creen en él y quienes no. Tu Señor conoce bien a los que siembran la corrupción.
Pero si te desmienten, diles: “Yo soy responsable de mis obras y vosotros de las vuestras. Vosotros no sois responsables de lo que yo haga, como yo tampoco soy responsable de lo que hagáis”.
Algunos de ellos te escuchan, pero, ¿acaso tú puedes hacer oír a quien Dios le ha impedido oír y razonar?
Algunos de ellos te miran, pero, ¿acaso tú puedes hacer ver a quien Dios ha enceguecido?
Dios no oprime a las personas en absolutamente nada, sino que son las personas las que se oprimen a sí mismas.
El día que los congregue, les parecerá no haber permanecido más que una hora. Se reconocerán entre ellos. Quienes desmintieron el encuentro con Dios habrán perdido, porque no seguían la guía.
Ya sea que te permita presenciar el castigo con el que los amenazo o que te haga morir antes, de igual manera ellos comparecerán ante Mí. Dios es testigo de lo que hacen.
A cada comunidad le envié un Mensajero. Cada vez que le desmintieron los destruí, salvando al Mensajero y a los creyentes, pero nadie fue castigado injustamente.
Y dijeron: “¿Cuándo se cumplirá esta amenaza, si es que dices la verdad?”
Diles: “Yo no puedo perjudicar ni beneficiar, a menos que Dios así lo quiera”. Toda comunidad tiene un plazo prefijado; cuando éste llega no pueden retrasarlo ni adelantarlo, ni siquiera una hora.
Di: “¿Y si el castigo os alcanzara súbitamente de noche o de día? ¿Aun así querrían los pecadores adelantarlo?
¿Acaso vais a creer cuando ya haya ocurrido? ¿No era eso lo que, despectivamente, queríais que fuera adelantado?”
Luego se les dirá a los opresores: “Sufrid el castigo eterno. ¿Acaso no es esta una retribución justa, acorde a lo que solíais hacer?”
Te preguntan: “Es real [el Día del Juicio]?” Di: “¡Juro por mi Señor que sí! Es la verdad de la que no podréis huir”.
Si los opresores tuvieran cuanto hay en la Tierra, querrían darlo como rescate para salvarse. Pero cuando vean el castigo no podrán mostrar su arrepentimiento. Serán juzgados con equidad y no serán tratados injustamente.
A Dios pertenece cuanto hay en los cielos y en la Tierra. La promesa de Dios se cumplirá, a pesar de que la mayoría lo ignora.
Él da la vida y da la muerte, y ante Él han de comparecer.
¡Oh, gente! Os ha llegado el Mensaje de vuestro Señor, que es un motivo de reflexión, cura para toda incertidumbre que hubiera en vuestros corazones, guía y misericordia para los creyentes.
Diles: “Que se alegren por esta gracia y misericordia de Dios. Eso es superior a todas las riquezas que pudieran acumular”.
Diles: “Dios os ha provisto de sustento, pero considerasteis lícita una parte y prohibida otra parte. Decidme: ¿Acaso Dios os dio esa orden, o estáis atribuyendo a Dios lo que os parece?”
¿Qué creen que se hará con ellos, los que atribuyen a Dios sus propias invenciones, el Día del Juicio? Dios concede grandes favores a la gente, pero la mayoría no Le agradece.
No hay situación en la que os encontréis, no hay pasaje del Corán que recitéis ni otra obra que realicéis, sin que Yo sea testigo de lo que hacéis. A tu Señor no se Le escapa nada en la Tierra ni en el cielo, ni siquiera algo del peso de un átomo. No existe nada menor o mayor a eso que no esté registrado en un Libro claro.
Los protegidos de Dios no habrán de sentir temor ni tristeza,
porque creyeron y fueron piadosos.
Ellos recibirán la albricia en esta vida y en la otra. La promesa de Dios es inalterable. Ése es el éxito grandioso.
No te apenes por lo que dicen. El triunfo será de Dios, Él todo lo oye, todo lo sabe.
A Dios pertenece todo cuanto hay en los cielos y en la Tierra. ¿Y qué siguen, entonces, quienes invocan a ídolos en vez de invocar a Dios? Solo siguen conjeturas y no hacen más que suponer.
Él es Quien ha hecho la noche para que descanséis y el día para que veáis. En ello hay signos para quienes reflexionan.
Dicen: “Dios ha tenido un hijo”. ¡Glorificado sea! Él es el Opulento, Le pertenece cuanto hay en los cielos y en la Tierra. No tenéis ninguna prueba de lo que inventáis. ¿Acaso vais a atribuir a Dios algo que no sabéis?
Di: “Quienes atribuyen a Dios sus propias invenciones jamás alcanzarán la felicidad”.
Disfrutarán transitoriamente en la vida mundanal, pero luego comparecerán ante Mí y sufrirán un castigo severo por haberse negado a creer.
Relátales la historia de Noé, cuando dijo a su gente: “¡Oh, pueblo mío! Si os molesta que viva con vosotros y que os recuerde el mensaje de Dios, a Él me encomiendo. Decidid lo que vais a hacer [conmigo] vosotros y vuestros ídolos. Tomad una decisión y aplicádmela, y no me hagáis esperar.
Pero si lo rechazáis sabed que no os pido ningún pago, solo de Dios espero recompensa. Me ha sido ordenado que me cuente entre quienes se entregan a Él.
Pero le desmintieron, entonces le salvé junto a sus seguidores que abordaron el arca, e hice que fueran los sucesores. Ahogué a quienes desmintieron Mi mensaje. Observa el resultado de quienes fueron advertidos.
Luego envié otros Mensajeros, quienes se presentaron ante sus pueblos con las evidencias, pero al igual que sus predecesores no creyeron. Así es como sellamos los corazones de los que transgreden.
Luego envié a Moisés y a Aarón con Mis signos ante el Faraón y su nobleza. Pero respondieron con soberbia porque eran criminales.
Cuando les llegó Mi Mensaje dijeron: “Esto es claramente hechicería”.
Moisés dijo: “¿Esto es lo que decís cuando os llega la Verdad? ¿Qué es hechicería? Los hechiceros no tendrán éxito”.
Dijeron: “¿Habéis venido para alejarnos de la religión de nuestros padres, y así ser vosotros dos quienes tengáis el dominio en la tierra? Nosotros no os creeremos”.
El Faraón dijo: “Convocad ante mí a todo hechicero experto”.
Cuando se presentaron los magos, Moisés les dijo: “Arrojad lo que tengáis que arrojar”.
Y cuando arrojaron [sus varas, poniendo un hechizo en los ojos de la gente], Moisés dijo: “Lo que hacéis es hechicería y Dios la va a anular. Dios no permite que prosperen las obras de los que siembran la corrupción.
Dios confirma la verdad con Sus palabras, aunque eso disguste a los pecadores”.
No creyeron en Moisés sino unos pocos de su pueblo que temían que el Faraón y su nobleza les persiguieran. El Faraón era un tirano arrogante y un transgresor en su propia tierra.
Dijo Moisés: “¡Oh, pueblo mío! Si creéis, encomendaos a Dios, si es
Dijeron: “A Dios nos encomendamos, ¡Señor nuestro! No permitas que nos domine este pueblo opresor.
Y por Tu misericordia, sálvanos de la gente que se niega a creer”.
Le inspiré a Moisés y a su hermano: “Reservad algunas casas en la ciudad para su pueblo. Convertid vuestras casas en lugares de culto, y sed constantes en la oración. [Oh, Moisés]: Albricia [con el auxilio de Dios]a todos los creyentes”.
Dijo Moisés: “¡Señor nuestro! Has concedido al Faraón y su nobleza suntuosidad y riqueza en la vida mundanal. ¡Señor nuestro! Eso ha hecho que se extravíen y desvíen a la gente de Tu camino. ¡Señor nuestro! Devasta sus riquezas y endurece sus corazones, porque no creerán hasta que vean el castigo doloroso”.
Dijo [Dios]: “El ruego que habéis hecho ha sido respondido. Sed rectos y no sigáis el camino de los ignorantes”.
Hice que los Hijos de Israel cruzaran el mar. Pero el Faraón y su ejército los persiguieron injustamente, empujados por el odio. Cuando [el Faraón] sintió que se ahogaba y no tenía salvación, dijo: “Creo en una única divinidad como lo hace el pueblo de Israel, y a Él me entrego”.
¿Ahora crees? Mientras que antes eras de los rebeldes [a Dios] y de los que sembraban la corrupción.
Conservaré tu cuerpo [después de que te ahogues] y te convertirás en un signo para que reflexionen las generaciones que te sucedan. Pero muchas personas son indiferentes a Mis signos.
Establecí al pueblo de Israel en un lugar próspero y lo sustenté con las cosas buenas de la vida. Pero cuando se les presentó la revelación, algunos creyeron y otros no. Tu Señor los juzgará el Día de la Resurrección acerca de lo que discrepaban.
[¡Oh, Muhámmad!] Si tienes alguna duda sobre lo que te ha sido revelado, pregúntales a quienes leían la revelación que te precedió. Te ha llegado la Verdad de tu Señor, no seas de los indecisos.
Y no seas como quienes desmintieron las palabras de Dios, porque te contarías entre los perdedores.
Aquellos sobre los que se ha confirmado la palabra de tu Señor no creerán,
aunque les llegara todo tipo de evidencia, hasta que finalmente les llegue el castigo doloroso.
No hubo pueblo que al momento de azotarles el castigo, les haya beneficiado creer en ese instante, excepto el pueblo de Jonás. Cuando creyeron les salvé del castigo humillante en esta vida y les dejé disfrutar algún tiempo más.
Si tu Señor hubiera querido [imponérseles], todos los habitantes de la Tierra habrían creído. ¿Y tú piensas que puedes obligar a la gente a ser creyente?
Nadie podrá creer a menos que Dios se lo permita, y Él dejará en el extravío a quienes no usen su razonamiento.
Diles: “Reflexionad sobre todo cuanto hay en los cielos y en la Tierra”, pero no se benefician de los signos ni de las advertencias aquellos que se niegan a creer.
¿Acaso esperan que lleguen días como los que cayeron sobre los pueblos que les precedieron? Diles: “Esperad, que yo también estaré con vosotros esperando.
[Pero cuando llega el castigo a un pueblo] doy socorro a Mis Mensajeros y a los que han creído, porque es Mi compromiso socorrer a los creyentes.
Di: “¡Oh, gente! Si dudáis de la religión que vivo, sabed que no adoro a los que adoráis fuera de Dios. Yo solo adoro a Dios, que es Quien os hará morir. A mí me ha sido ordenado ser de los creyentes,
consagrarme a la religión monoteísta pura, y no ser de los que asocian divinidades [en la adoración] a Dios,
y jamás invocar en vez de Dios lo que no puede beneficiarme ni perjudicarme, porque si lo hiciera sería de los injustos”.
Si Dios te azota con una desgracia, nadie excepto Él podrá librarte de ella. Y si te concede un bien, nadie podrá impedir que te alcance. Dios concede Su gracia a quien quiere de Sus siervos. Él es el Absolvedor, el Misericordioso.
Di: “¡Oh, gente! Os ha llegado la Verdad de vuestro Señor. Quien siga la guía lo hará en beneficio propio; pero quien se descarríe, solo se perjudicará a sí mismo. Yo no soy responsable de lo que hagáis”.
[¡Oh, Muhámmad!] Aférrate a lo que te ha sido revelado y sé paciente hasta que Dios juzgue. Él es el mejor de los jueces.